La cera de parafina es un sólido blando blanco o incoloro derivado del petróleo, que se puede procesar y lograr en una amplia gama de propiedades físicas y químicas, utilizando diferentes métodos de refinación. Las ceras de parafina se clasifican principalmente según el contenido de aceite, que va desde alrededor del 0,5 % hasta más del 20 %. El cambio en el contenido de aceite puede conducir a diferentes comportamientos físicos y químicos de la cera de parafina.
La cera de parafina se encuentra principalmente en dos tipos: totalmente refinada y semirrefinada, con un punto de fusión típico entre aproximadamente 46 y 68 °C (115 y 154 °F) y una densidad de alrededor de 900 kg/m3. Es insoluble en agua, pero soluble en éter, benceno y ciertos ésteres. La parafina no se ve afectada por la mayoría de los reactivos químicos comunes, pero se quema fácilmente. Su calor de combustión es de 42 kJ/g.
La cera de parafina es un excelente aislante eléctrico, con una resistividad de entre 1013 y 1017 ohm metro.
La cera de parafina también es un material excelente para almacenar calor, con una capacidad calorífica específica de 2,14 a 2,9 J g−1 K−1 (julios por gramo kelvin) y un calor de fusión de 200 a 220 J g−1. La cera se expande considerablemente cuando se funde y esto permite su uso en termostatos de elementos termostáticos de cera para fines industriales, domésticos y, en particular, de automóviles.
Aplicaciones: cosmética, industria alimentaria, recubrimientos, adhesivos y adhesivos termofusibles, aislantes térmicos y eléctricos, tinta, papel, neumáticos, caucho,...